Rendimiento académico y regulación emocional

Las emociones están estrechamente relacionadas con el logro académico, es decir, influyen en nuestras destrezas como estudiantes. Esto tiene mucho sentido, si por ejemplo como personas adultas rememoramos aquel momento en el que nos sentíamos especialmente tristes o desregulados emocionalmente, seguramente recordemos como, quizás, nos sentíamos especialmente olvidadizos, con una capacidad de atención más limitada y cómo ponerse en marcha para hacer frente a las obligaciones del día a día se nos hacía cuesta arriba (¡Totalmente lógico y entendible! Ya que es extremadamente complejo mantener nuestras capacidades al 100% cuando estamos transitando momentos que nos generan tanto malestar).

Me planteo y recuerdo lo extremadamente difícil que era gestionar todo el volcán de emociones que se podía sentir en nuestra versión más pequeña (siendo solo niños o adolescentes). Todo el miedo que seguramente sentimos al experimentar tantas emociones y vivencias nuevas.

Sin duda ser un niño o ser un adolescente es muy bonito, pero a su vez, no deja de ser una aventura llena de mucha emotividad, sentimientos, frustraciones e inquietudes ante el descubrimiento de un mundo lleno de retos y complejidades.

Ellos necesitan de nosotros, nos piden ayuda a su manera, algunos a través del enfado, otros a través del llanto, entre otras reacciones. Todos (bien seamos adultos, niños o adolescentes) necesitamos ser escuchados y comprendidos (¡y qué saludable y sanador puede ser esto!).

La ausencia de recursos para gestionar todo el torrente de emociones puede bloquear o limitar nuestras capacidades como estudiantes. Concretamente, Lezak (1995) define “las funciones ejecutivas como aquellas capacidades de regulación, control y planificación de la conducta y los procesos cognitivos para llevar a cabo actividades de manera productiva y propositiva” (Zampetti, 2023). Por tanto, las funciones ejecutivas juegan un papel importante en la consecución de nuestras metas u objetivos a nivel académico; lamentablemente, un estado emocional desregulado puede reducir esta capacidad.

Cuando estamos atravesando una situación que es altamente estresante o desbordante podemos experimentar un bloqueo, lo cual puede ser muy frustrante ya que, por un lado, desearíamos no sufrir este bloqueo y por otro sufrimos por creer que no somos capaces o, en ocasiones, por sentir que decepcionamos a nuestros padres o a nosotros mismos. Transitar por un bloqueo a nivel académico puede suponer mucho dolor e impotencia. Por este motivo, la importancia de pedir ayuda y de tener un entorno seguro que nos sostenga cuando atravesamos momentos o situaciones desagradables.

Potenciar nuestra inteligencia emocional puede ser un factor protector en las vivencias que transitamos. La inteligencia emocional consiste en la identificación, conocimiento y gestión de las emociones propias, la empatía en cuanto a las circunstancias de los demás, la motivación para encaminarnos hacia una meta u objetivo y una interacción social adecuada y saludable (Pulido y Herrera, 2017).

Tan significativo es trabajar la inteligencia emocional, como saludable e importante es fomentar una comunicación abierta y sana que permita expresar dudas, preocupaciones, puntos de vista y sentimientos ya que reprimir nuestro sentir sólo incrementa el malestar. Una comunicación abierta puede favorecer y construir relaciones más sanas, así como fomentar la resolución de posibles conflictos que puedan surgir tanto a nivel familiar como con el resto de relaciones que construyamos en nuestra vida.

Los niños y adolescentes requieren de ayuda para identificar sus emociones y para aprender a sostenerlas con estrategias de regulación saludables como respiraciones, meditación, música, deporte o, como se ha mencionado anteriormente, mediante el diálogo entre padres e hijos y, con ello promover y extrapolar este aprendizaje en el modo de relacionarse y de comunicarse con todo el entorno.

Los más pequeños de casa están en constante crecimiento a nivel físico, pero también, a nivel emocional y necesitan ser acompañados en este viaje; favoreciendo con ello su bienestar y su rendimiento académico.

Elizabeth Bruna Condori

Alumna de prácticas del Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea del Atlántico.

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Referencias

  • Rehman R, Tariq S, Tariq S. Emotional intelligence and academic performance of students. J Pak Med Assoc. 2021 Dec;71(12):2777-2781.
  • Pulido Acosta, F., & Herrera Clavero, F. (2017). La influencia de las emociones sobre el rendimiento académico. Ciencias Psicológicas, 11(1), 29-39.
  • Zampetti, L. (2023). Toma de Decisiones, Funciones Ejecutivas y Emoción: Una revisión de los modelos teóricos. Analogías del Comportamiento, (23), 53-63.