El mito de Quirón, el sanador herido, y su relación con la psicoterapia

El mito de Quirón, conocido como «el sanador herido», es una metáfora muy ligada al ámbito de la psicoterapia. Según la mitología griega, Quirón era un centauro inmortal dotado de una gran sabiduría en medicina y sanación. Sin embargo, vivió con un dolor crónico causado por una herida incurable, una herida provocada por la flecha envenenada de su gran amigo Hércules. Como su herida era mortal, no podía ser curada, pero tampoco le mató al ser inmortal. Como resultado de esto, fue condenado a vivir con un dolor eterno. A pesar de (o tal vez gracias a) su sufrimiento, Quirón dedicó su vida a ayudar a otrxs a sanar, convirtiéndose en un símbolo de la conexión entre el dolor personal y la capacidad de guiar y acompañar a otrxs en su proceso de sanación (Toloza, 2015; Pérez Kuri, 2022).

¿Qué tiene que ver esto con la psicoterapia?

El mito de Quirón nos muestra como lxs terapeutas podemos utilizar nuestra propia humanidad, incluidas nuestras heridas, como vía para empatizar y acompañar a otras personas. Esto implica que el terapeuta haya transitado un proceso de autoconocimiento y autosanación, que le permita comprender el sufrimiento del otrx. Siempre con la mirada puesta en acompañar al otrx y con el cuidado en no sobreidentificarnos con ese dolor. Esto nos permite, como terapeutas, ser más auténticxs y compasivxs.

Lxs terapeutas, como cualquier otra persona, tenemos nuestras dificultades, miedos, conflictos, heridas… Lo que nos diferencia de las personas a las que acompañamos es que tenemos algo más de camino recorrido en algunos aspectos acerca del autoconocimiento. Y en cuanto a este recorrido, nosotras consideramos importante que como terapeutas hagamos nuestro propio proceso terapéutico. Como Quirón, que podamos ver y acompañar nuestras propias heridas.

Al hacer un proceso terapéutico, como terapeuta, se experimenta lo que es dejarse acompañar, transitar por nuestra propia historia con la guía de otra persona. Esta vivencia, hace que características como la empatía, la comprensión y la humildad, se potencien aun más. Esx terapeuta estará más conectado a su humanidad, con todo lo que conlleva, el sufrimiento incluido. Y será un modelo más real para las personas que acompañe. Un modelo de bienestar a través de la conexión real con el mundo, la vida y unx mismx, no necesariamente de felicidad (Sánchez, 2017).

Queremos dejar claro que esto no exime la formación, que es una de las herramientas más importantes y necesarias para trabajar en el acompañamiento y en la sanación a otrxs personas. Para ser terapeuta es necesario e imprescindible contar con ciertos conocimientos acerca de la salud mental que nos proporcionen una mirada más amplia sobre la psique humana.

Por otro lado, el mito de Quirón, destaca el hecho de que en nuestra vulnerabilidad es donde encontramos nuestra mayor fortaleza. Es decir, que el dolor no es algo a eliminar, sino que es algo a comprender e integrar como parte de la experiencia humana. Aceptarlo es una puerta que nos abre a la aceptación, el crecimiento y la transformación. El psiquiatra Viktor Frankl recoge en su trabajo el sentido de atravesar el dolor como experiencia en la vida y el aprendizaje que obtenemos tras ello, y afirma que al conectar con ese dolor podemos vivir de forma más plena y real (Frankl, 1979; Toloza, 2015).

Y en relación al vínculo en el proceso de terapia, es bien sabida la importancia acerca de este. Autores humanistas como Carl Rogers, Fritz Perls o Víctor Frankl, resaltan la importancia del vínculo terapéutico, reconociendo la interacción humana como el fundamento básico que da soporte a la terapia (Quitmann, Helmut, 1989; Toloza, 2015). Actualmente existe un sólido consenso sobre la importancia del vínculo terapéutico en relación al éxito del proceso de la terapia (Etchevers, Sacchetta, Iacoponi, Muzzio & Miceli, 2010). Que exista esta conformidad entre las corrientes en psicoterapia es un hito que deja patente la importancia de este hecho. Además, nos recuerda el equilibrio en la relación terapéutica, en donde el terapeuta se ha de mostrar como un guía, no como alguien «todopoderosx». Esto sitúa la conexión humana y auténtica en el núcleo del trabajo terapéutico.

En conclusión, el mito de Quirón, nos ofrece una mirada profunda sobre el sufrimiento y la sanación en el contexto psicoterapéutico, representando la dualidad entre las heridas incurables y la capacidad de sanar a otrxs. Es por esto, que Quirón representa un arquetipo para lxs terapeutas, que, no pudiendo escapar de nuestro propio sufrimiento, transformamos esto en la capacidad de acompañar a otrxs a sanar y reconocer sus propias heridas para integrarlas. Por ello, es vital que como terapeutas reconozcamos nuestra propia vulnerabilidad y de esta surja la conexión y empatía espontánea con las personas a las que acompañamos.

La sanación no implica la eliminación del sufrimiento, sino el aprendizaje a vivir con él de forma transformadora.

————————————————————————————————————————–