Alimentación emocional: lo que dice de nosotros nuestra relación con la comida

Cuando hablamos de la relación con la comida, hablamos sobre nosotrxs mismxs. Hablamos sobre lo que tenemos dentro y no estamos pudiendo digerir, lo que nos estamos comiendo, de lo que nos empachamos o de lo que no nos podemos tragar. Hablamos sobre emociones, sentimientos, preocupaciones. Sabemos que cuando tenemos hambre, lo propio es comer, pero también comemos cuando no tenemos hambre. ¿Por qué ocurre esto?

La alimentación emocional, se refiere al afrontamiento disfuncional de los acontecimientos estresantes, que puede dar lugar a un aumento de la ingesta de alimentos (Rojas-Vichique, 2020; Wardle, Guthrie, Sanderson, Rapoport, 2001). En otros términos, utilizamos la comida como una herramienta de regulación emocional, y de esta manera nuestra conducta alimentaria se ve alterada ya que, comer, pasa a ser un distractor o una vía de escape.

Yendo más allá, también podemos hablar de que la calidad de los alimentos que tomamos tiene que ver también con nosotrxs, y con la valoración que hacemos de nosotrxs mismxs. Una valoración negativa de unx mismx, la sensación de que unx no merece bienestar, propiciará la elección de alimentos poco saludables que repercutan en nuestra salud física, o que nos generen emociones negativas como la culpabilidad (Palomino-Pérez, 2020).

Nuestro núcleo familiar y entorno más cercano, durante la etapa de la infancia y adolescencia, también tiene mucho que ver con esto. A veces se instalan, a nivel subconsciente, creencias de que ser delgadx es peligroso porque la situación que viviste te lo hizo creer así. Por ejemplo, niñxs que han sufrido maltrato o abuso, pueden desarrollar la creencia interna de que si están más gordxs será más fácil protegerse de las agresiones. También hay familias en las que las personas más empoderadas, que ponían mejor sus límites o que tomaban las decisiones importantes, eran más gordxs.

Algunas de las causas que nos llevan a tener una relación tóxica con la comida son:

  • Llenar vacíos: cuando nuestras necesidades básicas como el amor o la compañía están en carencia, la comida nos sirve como consuelo
  • Escapar de lo que sentimos: cuando no sabemos como gestionar adecuadamente nuestras emociones, utilizamos la comida como una forma de distraernos de aquello que sentimos, porque sentirnos de esa manera nos genera mucho dolor o incomodidad
  • Castigarnos, abandonarnos: asumimos que no merece la pena cuidarnos. Esto ocurre cuando la persona tiene una valoración negativa de sí misma
  • Refugiarnos: la primera experiencia vital que tenemos es a través de la boca, ya que es nuestro canal de alimentación, bien sea por biberón o pecho. Esta experiencia está llena de sensaciones positivas, de ternura, amor, cariño… aunque no lo recordemos a nivel racional, nuestras células guardan esas sensaciones. Es por esto que cuando nos sentimos desprotegidos, solos, asustados… acudimos a la sensación del contacto con la boca, la sensación de amor y ternura. Esto nos reconforta

¿Qué nos puede ayudar?

  • EscúchaTE. Escucha a tu cuerpo y a tus necesidades reales, que pueden tener que ver más con el hambre emocional o con otras necesidades fisiológicas como el descanso.
  • Practica la conciencia plena cuando comes. Atiende a tus sensaciones físicas para que estas te ayuden a conectar con tus emociones.
  • PermíteTE comer eso que te apetece, no lo pospongas al fin de semana, aumentarás la ansiedad ante ese alimento.
  • Practica el autocuidado y la autocompasión.
  • Aprende a poner límites.  

Estas recomendaciones no pueden sustituir un tratamiento psicológico. Si te sientes identificadx con lo que has leído, acude a un psicólogx.

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Referencias

Esteva, A. (2013). Cuando la comida calla mis sentimientos. Diana México

Palomino-Pérez, A. M. (2020). Rol de la emoción en la conducta alimentaria. Revista chilena de nutrición47(2), 286-291.

Rojas-Vichique, J. A. (2020). Alimentación emocional durante tiempos de COVID-19 en adultos jóvenes de 18 a 29 años. Revista Mexicana de medicina Forense y Ciencias de la Salud, 5(4), 66-71.

Wardle, J., Guthrie, C.A., Sanderson, S., Rapoport, L. (2001). Development of the Children’s eating behaviour questionnaire Journal of Child Psychology and Psychiatry. 42(7), 963-970